Houston (EE.UU.), 18 sep (EFE).- La marcha triunfal de los Astros de Houston durante toda la temporada regular tuvo ya su primer premio con la obtención del título de la División Oeste de la Liga Americana cuando todavía faltan tres semanas de competición.
Pero el primer título que consiguen desde que llegaron a la Liga Americana no es más que el inicio de alcanzar los objetivos que se han marcado con la nueva reestructuración de la franquicia, en la que la última incorporación del abridor Justin Verlander simbolizó el compromiso de los directivos de luchar por todo.
Haber conseguido el domingo el título tras el triunfo por 7-1 ante los Marineros de Seattle, en partido que se disputó en el Minute Maid de Houston, confirmó que el equipo es ahora cuando debe hacer mejor las cosas si quiere seguir por el camino ganador.
El piloto de los Astros, A.J. Hinch, reconoció que lo más importante dentro del equipo es que los jugadores han adquirido una cultura ganadora en base al trabajo y el sacrificio.
«Me encanta ser el piloto de estos muchachos», destacó Hinch. «Es muy gratificante poder crear una cultura y ver a los jugadores desarrollar su química y ver todo funcionar en una temporada en la que siempre nos mantuvimos en el mismo rumbo».
Hinch destacó que la imagen de la celebración por el título será algo que nunca va a olvidar y que les servirá de inspiración y mayor espíritu de lucha.
«Estos muchachos son especiales para mí como manejador y como persona. Poder verlos celebrar, verlos felices y logrando lo que lograron es algo que no voy a olvidar», destacó Hinck.
Todavía hay razones para seguir jugando antes de que comience la postemporada. Los Astros (91-58) están en una dura pelea con los Indios (93-57) por el mejor récord de la Liga Americana y no piensan ceder para los últimos 13 juegos de la temporada.
Pero el domingo no se trató de eso, dado que fue una experiencia única.
Se trató de ganar la primera división para la franquicia en 16 años con un grupo de jugadores cuya marca de fábrica es una ofensiva extremadamente profunda, además de la energía y unión del grupo, donde no hay nadie que se considere estrella.
«Éste es el equipo más talentoso con el que he trabajado», declaró el gerente general de los Astros, el mexicano americano Jeff Luhnow. «No veo la hora de saber qué nos traerá la competición de octubre».
El trabajo de Luhnow y el resto de su equipo ha sido decisivo a la hora de conseguir la nueva reconstrucción ganadora de los Astros.
Lo que hicieron para coronarse el domingo es lo que les gustaría ver en los playoffs.
Un Verlander dominante que ponchó a 10 bateadores y permitió una sola vuelta en siete entradas con sólo dos carreras limpias cedidas en 21 entradas de trabajo que lleva como abridor de los Astros.
El novato Derek Fisher los pondría arriba con un jonrón y luego el venezolano Marwin González, George Springer y el puertorriqueño Carlos Correa le seguirían los pasos con sus respectivos cuadrangulares para abrir la pizarra.
La adquisición de Verlander, concretada el 31 de agosto minutos antes del límite para poder incluir a los jugadores en la plantilla que compita en la fase final, le trajo energía y optimismo a la franquicia tras un mes en el que tuvieron marca perdedora de 11-17, tras haber sufrido importantes bajas por lesión.
«Este es uno de los equipos más talentosos en los que he estado, y he trabajado en algunos súper talentosos», destacó Verlander. «Pero al final del día, tienes que ganar la Serie Mundial».
El dominio de los Astros ha sido permanente durante toda la temporada desde que se colocaron líderes de la División Oeste de la Liga Americana el 14 de abril y llegaron a tener hasta 18 juegos de ventaja.
Se proclamaron campeones tras 156 días seguidos en el primer lugar y en su partido número 149, un récord para la franquicia.
Su talento fue puesto a prueba una y otra vez. En algún momento tuvieron a cuatro de sus cinco abridores regulares en la lista de lesionados. Jugaron para marca de 20-22 mientras Correa estuvo en la lista de lesionados.
Houston encabeza las Grandes Ligas con 815 carreras anotadas y .824 de OPS. Y en una época de muchos ponches, los Astros son una rareza: terceros en las Mayores con 221 jonrones y a la vez el equipo que menos se poncha con 987.
La energía de Springer fue la bujía. La pasión de Correa mantuvo la marcha y la excelencia del segunda base venezolano José Altuve nunca bajó su intensidad.
Pero a la misma vez, recibieron aportes de otros jugadores como han sido González con sus 22 jonrones mientras abría juegos en cinco posiciones distintas hasta la explosión del tercera base Alex Bregman en su primera temporada completa en la Gran Carpa.
Un relevista derecho, Brad Peacock, ayudó a rescatar la rotación durante las lesiones de tantos compañeros suyos, mientras que otro, Joe Musgrove, se convirtió en un lanzador dominante como parte del bullpen.
El Huracán Harvey los obligó a jugar una serie como locales ante los Vigilantes de Texas en Tampa Bay. Cuando regresaron, los Astros también ayudaron a la reconstrucción de la ciudad.
La celebración del domingo simbolizó la trayectoria del equipo bajo la dirección del dueño Jim Crane, empresario local que compró el equipo en el 2011 y se decidió por un plan para que los Astros se reconstruyesen sobre la base de la juventud y el desarrollo de jugadores.
Mantuvo ese plan y recibió la primera recompensa en el 2015 cuando los Astros ganaron una plaza como Comodín de la Americana y un viaje a la Serie Divisional ante los Reales de Kansas City.
El tener ahora el primer título de división es otro paso más en la dirección correcta de cara a luchar con garantías por el título de la Serie Mundial, el gran objetivo a conseguir.