El Nuevo Herald (Con información de Jorge Ebro).-La tarde no pudo comenzar mejor en el parque de los Marlins. Las siluetas del Downtown de escenario y un jazz que emborrachaba los oídos. Derek Jeter conversaba por primera vez cara con varios fanáticos de los Marlins para explicarles su gran visión para la próxima temporada y el futuro.
Pero la tarde cedió paso a la noche y los aficionados le dejaron saber a Jeter que estaban muy preocupados por este período de cambios que vieron marcharse a varios peloteros, uno de ellos Giancarlo Stanton.
Irónicamente, la reunión tuvo lugar detrás del cartel de la cerveza Budwaiser donde tantas veces aterrizaran los enormes cuadrangulares de Stanton, ahora con los Yankees de Nueva York.Nadie se explicaba como se gastaron $1.200 millones para comprar la franquicia y ahora todo gira en torno al control financiero, al punto que un aficionado le espetó al legendario torpedero de Nueva York: «esta no es la forma de construir un ganador. Empezaste de la manera incorrecta».
«Giancarlo tuvo una de las mejores temporadas que yo recuerde en los últimos tiempos y la gente no venía al estadio», indicó Jeter. «Los Marlins compitieron hasta los últimos días de agosto, y la gente no vino al estadio. Lo que se hacía anteriormente no funcionó. Hace 14 años que este equipo no va a los playoffs y eso es inaceptable».
Jeter dedicó su discurso introductoria a combatir rumores sobre la viabilidad financiera de los nuevos propietarios, del manejo de algunos antiguos empleados y la calidad de los prospectos llegados en los canjes.
Mientras Jeter predicaba paciencia, el público pedía claridad; mientras Jeter hablaba de construir una cultura ganadora, la gente pedía algo más tangible y cercano, mientras Jeter hablaba de jugar duro y competir, los fanáticos se preguntaban cómo sería eso posible.
«Paciencia, paciencia, paciencia, vamos a competir, llegaremos allí», recalcó Jeter. «No quiero hacer promesas, no sé si vamos a darle vuelta a todo en cinco, seis o dos años. Creo que pondremos en el terreno un equipo capaz de competir, nunca diré que vamos a ganar, pero sí que vamos a jugar duro».
Jugar duro tal vez no obre la magia. Miami solo ama al ganador, no al que pasa la temporada cumpliendo un calendario y está condenado al descanso en octubre, cuando los mejores equipos disputan los playoffs.
Los abonados de temporada, por encima de todo, quieren saber por qué deben renovar sus asientos para la venidera contienda, cuando se ha marchado un 36 por ciento del equipo, pero Jeter siente que puede construir algo especial y quiere que ellos sean parte de eso.
«En nuestra primera conferencia de prensa pedimos paciencia, dijimos que tomaríamos medidas impopulares, hablamos de la granja, mejorar la experiencia del fanático», agregó Jeter. «Estamos aprendiendo cosas nuevas. Esta será una organización de primera clase y nos enfocaremos en él éxito continuado. Tomará tiempo, pero llegaremos ahí con el apoyo de ustedes».
Una de las últimas preguntas hizo reír a Jeter. ¿Qué hacer con la estatua del jardín central?
«Hombre, ese es un tema sensitivo», afirmó el nuevo director ejecutivo. «A algunos les gusta, o otros no. Díganme ustedes qué hago con ella».