AL WEST

Bartolo Colón coqueteó con la gloria, tira siete entradas perfectas

Tomado de CUT4, escrito por Daniel G. Alfonso. Era una noche beisbolera de domingo como otra cualquiera. Excepto por tres cosas: la jornada solo reservaba el partido entre dos vecinos estatales, los Rangers de Texas y los Astros de Houston, luego de la cancelación de seis pareos debido a las inclemencias del clima y la conclusión de 9 encuentros; la segunda, que era el Día de Jackie Robinson, la jornada en la que se celebra el legado del #42 en el mejor béisbol del mundo; y la tercera, que en el Minute Maid Park de Houston se enfrentarían un titánico Justin Verlander (2-0; 1.35 ERA; 34 K) ante un resurgido Bartolo Colón, de 44 años y muchas millas de béisbol (0-0; 1.45 ERA; 17 K).

Y ante la mirada atónita de los presentes, y de millones de televidentes, se comenzó a tejer lo inesperado. El veterano dominicano retiraba Astro tras Astro, mientras en la loma contraria «El Insensible» cometía sólo un error en la tercera entrada. Error que aprovechó el receptor de los Rangers, el venezolano Robinson Chirinos, para depositar una bola en las gradas del jardín izquierdo. Chirinos fue también héroe el día de Jackie.

Al final, Bartolo tiró siete entradas perfectas. Ante los actuales campeones de la Gran Carpa. Los Altuve, Correa, Gurriel, Springer y compañía. Casi nada. Repartió siete ponches mientras.

Se parecía más al Bartolo de 1999 con los Indios de Cleveland (18-5), o al de 2005 con los Angels de Anaheim (21-8) que al de 2017 con los Bravos y los Twins (7-14).

Estuvo a seis outs de la gloria. Incluso, a cinco. Porque abrió la octava entrada con boleto al boricua Correa. Y aunque vio cómo se le escapaba el juego perfecto, aún le quedaba la oportunidad del «No-No». Pero Josh Reddick le haría saber, con un doblete en la octava, que tampoco lograría dejar a los Astros sin hits. Bartolo abandonó el box en ese mismo episodio y Texas, Dominicana y el mundo del béisbol no hicieron sino reverenciarlo.

La noche del domingo 15 de abril, Bartolo Colón estuvo cerca de la gloria. Y el #42 ondulaba en su espalda.

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