El ex lanzador de Grandes Ligas Pat Mahomes jamás pensó que vería a su hijo, el mariscal de campo del fútbol americano de la NFL, Patrick Mahomes, involucrarse en el béisbol.
Después de todo, Patrick guió a los Jefes de Kansas City a derrotar a los 49ers de San Francisco en el Súper Tazón LIV en febrero.
Patrick Mahomes' 2020:
— SB Nation (@SBNation) July 28, 2020
• won a Super Bowl
• made Whataburger expand
to Kansas City
• got a 10-year,
$503-million extension
• is now part owner of
the Kansas City Royals pic.twitter.com/sJ1lMu1rl9
Sin embargo, los Reales anunciaron el lunes que Patrick se convertirá en uno de los dueños minoritarios del club. Al hablar por teléfono sobre el particular esta semana, Pat no se expresó sorprendido.
“El béisbol está en su sangre y es algo por el que siempre ha sido un apasionado. Está tratando de sentar raíces sólidas en Kansas City”, le dijo el mayor de los Mahomes a MLB.com. “Iba una cosa con la otra y estoy contento de que lo haya hecho”.
Mientras Mahomes viajaba por el mundo del béisbol en su carrera como lanzador, su lo acompañó muchas veces. Patrick conoció a figuras como Derek Jeter, Alex Rodríguez y Rickey Henderson. Mahomes pensaba que su hijo le seguiría los pasos como beisbolista y, de hecho, Patrick fue seleccionado por los Tigres en la ronda 37 del Draft amateur del 2014. Pero no firmó, debido a su amor por el fútbol americano.
“Ha estado en el estadio (de béisbol) desde que tenía tres años”, dijo Pat. “Conoce el juego. Ama el juego. Como papá, yo quería que se arriesgara y viera qué pudo haber hecho en el béisbol. Pero una vez empezó a jugar fútbol americano, se dedicó de lleno a eso. Pensé que ya no sería parte del béisbol. Es emocionante saber que ha vuelto al béisbol de alguna manera. Uno nunca sabe qué puede pasar en el futuro”.
Mahomes, de 49 años, jugó 11 campañas en las Grandes Ligas como lanzador derecho entre 1992 y el 2003 con seis equipos, incluyendo los Mets, Mellizos y Rangers. Apareció en 308 juegos, terminando con récord de 42-39 y efectividad de 5.47. Su mejor temporada fue con los Mets en 1999, cuando tuvo 8-0 y 3.68 en 39 presentaciones como relevista. En aquella postemporada, lanzó 8.0 entradas en las que permitió dos carreras.
