Beisbol

Juego 1: Valenzuela fue la «mano de Dios» para los Dodgers

Valenzuela

Por Félix Sención.-Anoche, en una jornada que quedará grabada en la memoria de los fanáticos, el destino de los Yankees fue sellado con un contundente 6-3, cortesía de un cañonazo de Freddie Freeman que retumbó en todo el Dodger Stadium. Parecía que los dioses del béisbol se habían confabulado, como si la mano divina que alguna vez tocó a Fernando Valenzuela ahora se hubiera extendido para guiar a los latinos de los Yankees hacia los pasos finales de una derrota inevitable.

La conexión especial de Valenzuela con el diamante, esa misma que en su momento se sintió como un toque celestial, ha pasado por generaciones, alcanzando a tantos peloteros latinos que hoy visten la franela de los Yankees. Anoche, sin embargo, no fue un toque de gloria, sino un guiño sombrío del destino. Los batazos que faltaron, los errores que sobraron y la magia que no apareció en los momentos claves, todo llevó a un resultado que dejó un sabor agrio en la boca de quienes esperaban un milagro en el Bronx.

Freeman: El Verdugo Implacable
Freddie Freeman, con la calma de un cirujano y el poder de un toro, fue el verdugo que nadie pudo frenar. En el séptimo inning, con el juego todavía al alcance de los Yankees, Freeman dejó caer el mazo con un jonrón de tres carreras que desinfló el ánimo de los neoyorquinos. No fue un batazo cualquiera; fue un recordatorio de que en el béisbol, como en la vida, a veces el talento no es suficiente cuando la fortuna decide darte la espalda.

El Legado de Valenzuela y la Carga de los Latinos
Fernando Valenzuela fue el hombre que puso a México en el mapa del béisbol con su “Fernandomanía”, inspirando a generaciones de latinos a soñar en grande. Pero anoche, esos sueños se vieron empañados en el Bronx. Los latinos de los Yankees, que llevan el peso de ser herederos de esa grandeza, no pudieron cargar con la historia. Desde los swings que no llegaron a tiempo hasta los lanzamientos que se quedaron altos, los detalles que normalmente inclinan la balanza hacia la victoria esta vez empujaron hacia la derrota.

Un Destino Inescapable
La mano de Dios en el béisbol no siempre se extiende para otorgar milagros. A veces, como anoche, parece que simplemente señala el camino hacia el abismo. Los Yankees, con su legión latina, no pudieron cambiar la narrativa en los momentos cruciales. El destino de los héroes no siempre es brillar; a veces, es caer para levantarse más fuerte.

Freeman se llevó la gloria, pero los Yankees se quedaron con las lecciones. En el béisbol, como en la vida, hay que saber perder para aprender a ganar. La historia no ha terminado, pero anoche, la mano de Dios decidió tocar a otros.

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